En nuestras interacciones diarias con personas y empresas nos damos cuenta del desconocimiento de muchas disposiciones de suma importancia en materia tributaria. Yo he pensado que la forma desorganizada del dominicano promedio, la poca tendencia a planificar y ser organizados, es el perfecto caldo de cultivo para el incumplimiento de las disposiciones fiscales ordinarias. A esto hay que sumarle un segundo factor: la falsa tranquilidad del que está desorganizado en su contabilidad y obligaciones tributarias. Me explico.
Cuando una persona no paga la energía eléctrica de su hogar lo más probable es que le corten el suministro expeditamente. Esa realidad mantiene a las personas en niveles óptimos de cumplimiento en el pago de sus facturas de energía eléctrica. Sin embargo en materia tributaria las cosas no son de este modo, sino que los problemas son como bolas de nieve que van creciendo hasta un punto tal en que pasan 3 o 4 años y nadie se ha dado cuenta del problema, creándose una falsa tranquilidad en los contribuyentes y también en los profesionales, quienes piensan que todo está bien.
Sin embargo llega el 5to año y un oficial de DGII observa irregularidades y empiezan a tomarse las medidas de fiscalizaciones (se piden libros contables y soportes de los años anteriores, tarea que es muy difícil de cumplir airosamente si no están guardados ordenadamente los libros contables y sus soportes), se aplican sanciones, recargos, etc. El contribuyente se preocupa bastante y luego de este trauma toma medidas para mejorar el cumplimiento de sus obligaciones.
Hemos verificado casos de personas con ingresos moderados, que son fiscalizados y deben pagar al fisco lo equivalente a varias veces sus ingresos del mes. Son casos de mucho estrés porque las personas se sienten un tanto indefensas ante el poder que tiene el Estado (DGII).
Ante esto sólo nos queda sugerir siempre prevenir los problemas, hurgar en el conocimiento de la materia tributaria, asesorarse lo mejor posible y que la falsa tranquilidad no nos atrape.
Sin embargo llega el 5to año y un oficial de DGII observa irregularidades y empiezan a tomarse las medidas de fiscalizaciones (se piden libros contables y soportes de los años anteriores, tarea que es muy difícil de cumplir airosamente si no están guardados ordenadamente los libros contables y sus soportes), se aplican sanciones, recargos, etc. El contribuyente se preocupa bastante y luego de este trauma toma medidas para mejorar el cumplimiento de sus obligaciones.
Hemos verificado casos de personas con ingresos moderados, que son fiscalizados y deben pagar al fisco lo equivalente a varias veces sus ingresos del mes. Son casos de mucho estrés porque las personas se sienten un tanto indefensas ante el poder que tiene el Estado (DGII).
Ante esto sólo nos queda sugerir siempre prevenir los problemas, hurgar en el conocimiento de la materia tributaria, asesorarse lo mejor posible y que la falsa tranquilidad no nos atrape.