Esta es la realidad que estamos viendo recientemente con los empleados públicos dominicanos. Imágenes y testimonios desoladores de personas que han perdido sus empleos en el nuevo gobierno y no visualizan una salida a sus problemas. El tema ha llegado hasta un punto que, el presidente Abinader ha expresado públicamente que el gobierno evalúa reintegrar a algunos de los cancelados.
En un contexto como este, uno se pregunta: ¿qué podemos hacer para evitar pasar por unas penurias como estas? ¿cómo evitamos ser alguna vez un empleado cancelado y abrumado por la falta de ingresos?
Lo que se debe hacer es evitar que suceda…. es difícil, pero es posible y probablemente es lo único que se pueda hacer. Hay algunas enfermedades que se deben prevenir porque luego que se adquieren, la probabilidad de sobrevivir es baja o nula.
Imaginemos que un empleado público llamado Pedro es cancelado del gobierno sin previo aviso y sin pago de prestaciones algunas, luego de 8 años trabajando. Pedro es una persona inteligente y realista; sabía que en cualquier momento podía ser despedido del gobierno porque su cargo depende del estado de ánimo de un burócrata/político. Su empleo público era su principal fuente de ingreso, pero al mismo tiempo era una fuente de ingreso inestable, por lo que se dedicó a dos cosas: ahorrar (vivir sin grandes compromisos financieros) y, por otro lado, buscar fuentes de ingresos alternas (aprovechar su tiempo libre en aprender un oficio que le genere ingresos, emprender, etc.).
Aunque Pedro se sintió muy angustiado al momento de ser cancelado, luego pensó fríamente: tenía dinero ahorrado para vivir 9 meses sin necesidad de ingresos. Además, había emprendido un pequeño negocio de venta de comida, el cual no generaba mucho, pero si le dedicaba más tiempo probablemente mejoraría. En fin, el futuro de Pedro parecía complicado, pero no desolador.
Pedro siempre tuvo en mente dos ideas desde muy joven: ni el gobierno ni tu empleador te va a salvar el día que decidan disponer de ti, debes tener un plan a, un plan b, y un plan c, contando sólo contigo mismo. No debes esperar la salvación de nada ni nadie, es muy riesgoso.
Lo segundo idea que tenía es que hay que pagar un precio por todo, hay que pagar con un sacrificio. Para ahorrar, por ejemplo, hay que dejar de consumir en el presente, dejar de darse gustos. Para aprender algo nuevo, hay que dedicar tiempo y esfuerzo mental enormes.
En conclusión, quiero decir que sí hay caminos para evitar convertirnos en empleados cancelados y angustiados como los vistos en estos días en los medios de comunicación. No es un camino fácil ni agradable: hay que ahorrar, planificar, trabajar duro, aprender cosas nuevas cada día…si no piensas que es así, lo respeto…pero te pregunto: ¿cuál es la alternativa entonces? Recuerda que, “Ni el gobierno ni tu empleador te va a salvar”.
Franklyn Hernández Bretón