El objeto de esta serie de principios es que las personas conozcan cómo pensamos en el aspecto ético. En un país donde la profesión de abogado es sumamente criticada y con mala reputación, soy creyente de que hay muchos profesionales buenos y serios que no estamos dispuestos a sacrificar nuestra integridad por nada.
Legalidad. Defiendo la legalidad de un caso o un procedimiento, no apoyo ni promuevo la ilegalidad. En este sentido no doy consejos ni ayudo a las personas a cometer un hecho no amparado estrictamente en la ley tributaria u otra. En casos de personas que cometen faltas muy evidentes y apartadas de la ley, nuestro consejo profesional y labor está en proteger sus intereses en el sentido de que no sean sancionados injustamente o con una multa improcedente en el caso.
Realidad. No apoyo ni ayudo a desdoblar la realidad de un hecho para evadir responsabilidades de clientes y asesores.
Objetividad. Es preciso poder estudiar un expediente sin teorías preconcebidas y que me permitan dar una opinión objetiva del caso. Siempre escuchamos otras opiniones o criterios pero ello no quiere decir que las aceptemos.
Expectativas. No damos falsas expectativas. Tratamos de ser lo más objetivos posibles y explicar las posibilidades que tiene un caso, siempre tratando de no crear una falsa esperanza a nuestros clientes para atraer los casos.
Honorarios. Los honorarios siempre son acordados por escrito y con anterioridad a nuestros trabajos. Tratamos de ser claros y precisos en este aspecto para evitar futuros desencuentros.