El tema de los anticipos fiscales por ejemplo, mantiene en vilo a quienes cumplen con esa obligación estrictamente, y el interés de todos es siempre disminuir dicha carga a partir de “planificaciones fiscales”, las cuales – a simple vista- parecen simples esquemas de evasión más que otra cosa. La aplicación de deducciones que no proceden, contratación de “servicios” que nunca han existido o con sobreprecios, creación de varias compañías con testaferros o familiares para repartirse gastos e ingresos entre sí, manipulación de inventarios, etc., son esquemas apartados de la ley y no deberían llamarse planificación fiscal.
Siguiendo con el tema ¿qué sucede cuando una ley es altamente ineficiente para el sector productivo y comercial?
Las leyes ineficientes económicamente son las que más busca incumplir el ciudadano, y si es imposible incumplirla porque la administración tiene sistemas de fiscalización muy aptos, pues sencillamente el ciudadano opta por dejar de realizar la actividad económica sujeta a la ley ineficiente.
Un ejemplo lo podemos ver en una tienda que venda dulces. El que compra los dulces aporta ITBIS a las arcas públicas, mientras que la empresa que vende los dulces aporta impuesto sobre la renta. Ahora bien, imaginemos que el gobierno introduce un impuesto bastante elevado e ineficiente a quien vende dulces y los precios de los dulces se tornan muy elevados. El que vende los dulces no le conviene bajar los precios, asumiendo enteramente la nueva tasa de impuesto, porque sus costos no lo permiten…por otro lado el comprador de dulces no está dispuesto a pagar un precio muy elevado porque su costo de oportunidad no lo soporta. El resultado es que la persona deja de comprar y el vendedor deja de vender, es decir el Estado deja de recibir itbis y también impuesto sobre la renta, en adición el mercado de los dulces sufre mucho. A esto se llama pérdida de peso muerto, dígase el Estado ha dejado de percibir impuestos debido a su interferencia con el mercado, también el vendedor y el comprador tienen menos bienestar, y además el Estado no obtiene retorno alguno por otra vía. Se trata de un negocio negativo absolutamente.
Un caso similar puede pasar con el impuesto sobre la renta. Sin una persona debe pagar una tasa de ISR exagerada, pues probablemente se incentive a trabajar menos y producir menos bienestar para sí y la sociedad. Esto produce que el Estado deje de percibir dinero y al mismo tiempo el contribuyente se encuentra en una situación peor (si se incentivara a producir más, accedería a mejor calidad de vida y el Estado también recaudaría más).
Estas pérdidas de peso muerto deben evitarse a toda costa realizando un estudio de los mercados que soportan más impuestos y más cargas. No puede hablarse de leyes tributarias, ni de ningún tipo, sin pensar en cómo va a reaccionar el mercado y las personas a tales leyes.
Fuera del área tributaria, otra ley evidentemente ineficiente es la recién aprobada ley sobre la policía dominicana. Nos preguntamos ¿qué va a hacer un policía con un sueldo de miseria, si una ley le impide trabajar en otra cosa en su horario no laborable? Va buscar la forma de violar la ley (a través del amiguismo, mintiendo o falseando información, etc.,) y si no puede violar la ley, sencillamente puede que renuncie de la Policía Nacional.
La reflexión final que queremos dar es que una ley puede ser muy noble en su objeto, sin embargo no pueden crearse leyes sin estudiar los posibles efectos posteriores y la factibilidad de la misma en el largo plazo.